Medio ambiente

Qué es el ruido marino y cómo afecta a los peces

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La actividad del ser humano en los mares tiene un impacto negativo en la fauna que los habita. Algunos peces pueden experimentar altos niveles de estrés por culpa de los sonidos que produce la construcción de instalaciones destinadas a la pesca, el transporte marítimo, las acciones de las fuerzas armadas, la navegación, la industria petrolera o incluso algunas actividades realizadas en zonas terrestres cercanas. Aunque pocos lo imaginan, todo ello pone en riesgo la comunicación de las especies y su supervivencia.

Investigaciones

Hace ya tiempo que se tiene la sospecha de que los fuertes sonidos que se propagan por el entorno marino afectan a los peces. Ya en la década de 1980, comenzaron las investigaciones acerca del impacto de la contaminación acústica en las especies marinas.

La revista Marine Pollution ha publicado una investigación al respecto. En ella, se destaca que entre estos peces amenazados por el ruido se encuentra la lubina europea, que se desplaza a través de un mecanismo calificado como “sobresalto y respuesta”, con la finalidad de evitar a sus depredadores. Sin embargo, el ruido marino perjudica a estos animales a la hora de identificar la aparición de alguno de los depredadores que se alimentan de ellos, algo que puede ser fatal para la huida del individuo.

Según Ilaria Spiga, investigadora que lidera el citado estudio, “el ruido marino causado por el hombre podría potencialmente tener un efecto adverso sobre la reproducción también. Si los peces evitan activamente las áreas donde están presentes estos sonidos, el ruido podría impedir que estos entren en áreas de desove o afectar a su comunicación”.

Para que esto deje de suceder, la investigación propone como posible solución limitar la duración de las actividades, para que los peces dispongan de un tiempo de recuperación de los cambios que provocan en ellos los ruidos marinos.

El ruido no disminuye

A pesar de las propuestas, según Ocean Care, este ruido antropogénico es cada vez mayor, y en algunos océanos y regiones costeras, ha llegado a duplicarse en los últimos 60 años. Este sonido es una seria amenaza para los ecosistemas marinos, las especies que los habitan y la sostenibilidad en los océanos. Dicha organización también sostiene que el ruido marino afecta a, al menos, 51 especies, de las cuales 21 pertenecen a los peces.

Los sonidos, a los que los peces son muy sensibles, invaden las profundidades de los mares y ello conlleva efectos muy negativos para los peces o mamíferos que los habitan. Estos pueden experimentar estrés, comportamientos de evasión de estos ruidos que afectan a sus oportunidades para alimentarse, y pueden provocarles daño auditivo, e incluso la muerte. De hecho, algunos encallamientos de ballenas se han relacionado con el ruido procedente de las actividades militares.

Una contaminación invisible, pero existente

El ruido también es una forma de contaminación, aunque sus emisiones no han sido todavía reguladas por ningún organismo internacional.

Pese a ello, la Convención sobre la Conservación de las Especies Migratorias de Animales Silvestres (CMS) ya ha alertado sobre la necesidad de gestionar este problema en las áreas marinas protegidas. El Convenio sobre la Diversidad Biológica (CBD), por su parte, propone acciones como el desarrollo de tecnologías más silenciosas, normativas para unas buenas prácticas, o evaluaciones de riesgos. La Organización Marítima Internacional (OMI) también ha aportado algunas directrices para limitar los sonidos producidos por los barcos.

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